Artículo publicado en El Pais sobre esas cosas del «convivir» que tanto nos cuestan, escrito de forma genial por Javier Marías
En algunos momentos produce vértigo acordarse de las personas dejadas por el camino.
«La otra noche me forcé a llamar a una vieja amiga (lo es desde hace cuarenta y tantos años), para por lo menos hablar con ella, ya que en los últimos tiempos nos vemos poco. Poco, pero todavía nos vamos viendo, lo cual ya es mucho, pensé, en comparación con lo que me sucede con decenas de amistades, o les sucede a ellas conmigo. Me temo que nos ocurre a todos, y en algunos momentos produce vértigo acordarse de las personas dejadas por el camino, o –insisto– que nos han dejado a nosotros orillados, colgados o en la cuneta. A veces uno sabe por qué. Las peleas, las decepciones, las ingratitudes, son algo de lo que nadie se libra a lo largo de una vida de cierta duración, pongamos de cuatro décadas o más. Casi nada hiere tanto como sentirse traicionado por un amigo, y entonces la amistad suele verse sustituida por abierta enemistad. Seguir leyendo